Partido simple y adecuado al relax y a las vacaciones en 24 m2. Sólo dos habitaciones, un dormitorio y un estar, contenidas en dos cubos desplazados en altura, constituyen el proyecto. La diferencia entre ellas genera el ingreso. Conciente el arquitecto de la necesidad de distinguir y a la vez integrar la cabaña en relación al verde profuso del sitio, la casa luce una paleta de colores telúricos que contrasta con el interior abstracto y minimalista.
Esta casa de veraneo se levanta en Stavanger, Noruega. Wilhelmsen la proyectó con bajo presupuesto y para uso ocasional. A pesar del diseño elemental y abstracto logra espacios cálidos y acogedores.
Arquitectura de células: prismas acoplados a distintas alturas aprovechan el desnivel del terreno natural.
Los prismas declaran la distribución funcional de los espacios interiores. El interior se lee desde el exterior.
Techo, paredes y suelo avanzan sobre el plano de las aberturas, permitiendo una lectura rápida de su perímetro exterior.
Respetuosa de la orientación y el soleamiento, optimiza los frentes que el terreno dispone con grandes ventanales sin particiones.
Puertas adentro la vivienda está dominada por un minimalismo conceptual. Sus espacios interiores son proporcionados y regulares.
La obra de líneas rectas y puras se destaca del entorno natural como si fuera un objeto colocado sobre el lote.
Distintas texturas componen la fachada: madera lisa y entablonada en contraste con un basamento de rugosa piedra al natural.
Austeridad, libertad y sencillez parecen definirla.
martes, 1 de enero de 2008
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