sábado, 29 de marzo de 2008

Entrevista a Jacques Herzog / Fredy Massad y Alicia Guerrero

Jacques Herzog es consciente de que aquello que fundamentalmente se le exige como arquitecto es que sepa vender el prestigio de su firma y el valor de proyectos cuya concepción, a veces, se ha basado en la prioridad de satisfacer esas expectativas y descartando querer o poder asumir la profundidad del desafío intelectual y creativo que todo proyecto arquitectónico debe suponer. Algo sucede cuando un profesional o estudio de arquitectura se transforma en una marca operando a escala global: la dimensión más adecuada para aproximarse a sus obras es asumirlas concebidas como productos. A sus autores, como los portavoces y relaciones públicas de esa marca razonando las excelencias del nuevo producto. El trabajo de pensamiento sobre la arquitectura a través de la concepción y construcción de una tiende a volatilizarse, y el arquitecto hace descansar el peso del valor arquitectónico de un edificio en argumentos sobre su efectividad e idoneidad.
Esto se percibe tal vez en su discurso sobre el recién inaugurado CaixaForum Madrid, la rehabilitación de una antigua estructura que Herzog & de Meuron han sabido resolver eficientemente para transformarlo en un centro cultural capaz de estar dotado de su propio carácter y protagonismo dentro del eje Prado-Recoletos, pero que dista de la interesante complejidad de sus obras anteriores y alguna de las que el estudio tiene en construcción actualmente.
Como hicieran con la central eléctrica de Southbank en Londres, han llevado a cabo la metamorfosis de una estructura industrial en un centro cultural. Entre ambos trabajos han hallado afinidades y diferencias fundamentales: "Creo que fue algo estratégico por parte de la Fundación La Caixa el elegir este lugar, de una manera similar a como se produjo con la Tate Modern: hasta la inauguración del museo, la central de Southbank era un edificio inadvertido pese a encontrarse frente a la Catedral de San Pablo. De la misma manera, ésta era una parte desconocida para la mayor parte de los ciudadanos madrileños. El concepto del proyecto se centró en lograr hacer de él una especie de imán que atrajera visitantes a su interior. La realización de CaixaForum ha sido un trabajo más urbanístico que arquitectónico", explica Herzog en fluido castellano.
El espacio interno del edificio ha sido producido totalmente ex novo, no han preservado ninguna de sus cualidades originales. ¿A qué se ha debido esta decisión?
No era crucial el hecho de que se tratara de una estructura industrial al contrario que en la Tate Modern, donde la Sala de Turbinas constituía un espacio tan bueno que decidimos preservarlo, en este caso el edificio original carecía de cualquier tipo de calidad espacial.
El tratamiento que han planteado ha consistido fundamentalmente en "llenar y elevar el edificio original", centrándose en generar a través de la fachada una nueva dimensión pública para ese edificio que hasta la fecha había permanecido anónimo.
Lo fundamental en este proyecto ha sido convertir un edificio escondido y cerrado en el corazón la ciudad en algo totalmente público. El edificio existente de ladrillo era muy pesado. Estamos en el siglo XXI, de manera que no se percibe como algo ni mágico ni surrealista el que lo hayamos elevado. Era una forma de poder crear espacio para la gente en un lugar donde no había nada. Era el mejor y más lógico recurso para ofrecer espacio bajo el edificio.
La elevación ha permitido crear espacio público, asimismo ha sido completamente transformado mediante la pared vegetal, que trata de evocar a la naturaleza previa a la aparición de la ciudad que trata de crear un buen entorno para la plaza pública, pero que también busca una conexión con el Jardín Botánico y el paisaje del Paseo del Prado.
¿Cómo espera que el edificio establezca un diálogo entre los edificios situados en el eje de Prado y Recoletos?
No podemos competir con estos edificios en términos de tamaño, sino de concepto. CaixaForum Madrid es más pequeño, es más discreto, más privado. Pero esto no nos provoca ningún complejo. Estas diferencias tan fundamentales es lo que hace interesante que esté en relación con el Museo del Prado y el Museo Thyssen. Es interesante que Madrid disponga de una variedad semejante de museos que brindan variedad sin competir entre ellos.
Convertirse en un objeto de deseo condiciona la posición que como arquitecto responsable se debe tener. Asumir el papel de arquitecto-estrella hace perder libertad. Se corre el riesgo de convertirse en un esclavo de la propia imagen y tener que justificar decisiones a las que las mismas dinámicas del mercado le van sometiendo. Inconscientemente, a través de su discurso, Jacques Herzog deja patente el hecho de que ser una superestrella tiene un precio que el arquitecto está dispuesto a pagar.
El Estadio Olímpico de Pekín va a constituir no sólo un hito arquitectónico para esa ciudad sino también a nivel global. Puede considerárselo asimismo ya antes de su conclusión uno de los proyectos cruciales en la trayectoria arquitectónica de Herzog & de Meuron. Es obligatorio preguntarle sobre la dimensión ética de la arquitectura ante las salvajes dinámicas constructivas promovidas por el gobierno chino o los jeques árabes.
Creo que hay mucha hipocresía dentro de este juego de construir en China. Todo el mundo quiere participar. Estos días Steven Spielberg está cuestionando públicamente los derechos humanos en China, pero sin embargo nadie cuestiona los derechos humanos cuando va a construir a Estados Unidos. Los árabes también tienen sus propios problemas. Creo que la cuestión es algo distinta: en el mundo en que vivimos cada vez hay menos países democráticos y hay una fuerte dinámica arquitectónica. A uno corresponde decidir si decide involucrarse en eso o no. Es una cuestión muy compleja y que exige un debate amplio, donde se analicen todos los matices. Me sería imposible dar una respuesta breve sin incurrir en la hipocresía o el cinismo.

fuente: http://www.noticiasarquitectura.info/notas/btbw/2008-02-22.htm

No hay comentarios: